
El invierno está encima. La gripe
hace ya unos cuantos días, incluso semanas, que revolotea por nuestras cabezas
y nuestras narices, y hace acto de presencia en muchos españoles. Eso ha sido
la excusa perfecta para que las listas de espera de la Seguridad Social en
todas las Comunidades Autónomas, ya de por sí saturadas, sigan creciendo más.
Sobre todo en intervenciones quirúrgicas importantes que se alargan en el
tiempo y se retrasan más allá de 2017 sin fecha en concreto. Los tiempos de
esperar se alargan, incluso, de 10 a 20 horas. Hay que esperar hasta
tres días para que un enfermo pueda conseguir una cama. ¿Qué se puede hacer en
estos casos? Convertirse en un paciente paciente al que, tarde o temprano, se le
acaba la paciencia.

Pero parece que tanto el gobierno
español como los autonómicos están más por la labor de privatizar la sanidad,
en fusionar hospitales, recortar en servicios, medicamentos y
profesionales; y dejar que los enfermos se acaben curando solos, se mueran o se
vayan a la sanidad privada, en donde también tienen que esperar para conseguir
que les operen o que les traten de cualquier otra enfermedad. No porque haya
otra larga lista de espera sino porque en el momento de darse de alta no es
llegar y besar el santo.
Pero si ya de por sí esta situación
es insostenible se mire por donde se mire, más lo es aún cuando aquellos que se
creen la sabiduría suprema en las administraciones públicas, meten la pata
hasta el fondo y crispan aún más los nervios. Como es el caso del Conseller de
Salut de la Generalitat de Cataluña, Antonio Comín, que en una de sus
declaraciones sobre la congestión en la urgencias de los hospitales dijo que en
ocasiones esa permanencia de pacientes en el pasillo responde a la decisión de
la enfermera, que quiere tener al paciente a la vista. Añadió, además, de que
más de una vez, teniendo plaza en un box de urgencias, la enfermera decide
dejar a un enfermo, sin familiar acompañante, en el pasillo.

Y un consejo para quien lo quiera: seamos
responsables, y en situaciones como estas no culpemos al mensajero, como son
los auxiliares y enfermeros de los hospitales. Ellos no tienen la culpa de lo
que está ocurriendo. Y dejo una pregunta en el aire y cada cual que saque su
conclusión. ¿Nos gustaría que ciudadanos que no conocemos nos echaran bronca en
nuestro trabajo aun teniendo las manos atadas, o somos capaces de empatizar con
ellos y ver que, aunque no se les vea así, sufren las consecuencias de una
pésima gestión sanitaria en España? A pesar de todo, el nivel de los
profesionales en Sanidad es de un Notable alto aun teniendo que trabajar con la
mitad de presupuesto tras los recortes del Gobierno.
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