El futuro de Andalucía sigue pendiente de un hilo. Susana Díaz, ganadora política de las elecciones autonómicas de esa Comunidad, se ríe de cómo los miembros asistentes al Pleno del Parlamento andaluz para su investidura, esta vez en segunda votación, siguen dándole la espalda.
Dos han sido los intentos para Susana Díaz vuelva a convertirse, esta vez por votación democrática, en presidenta de la Junta de Andalucía, y dos han sido los no que ha recibido en su intento de puesta de largo electoral. La culpa, según Susana Díaz, es de los demás partidos, y de Mariano Rajoy que les ordena a estos, que no quieren que se ponga a trabajar para los andaluces. Según los demás partidos, es ella quien tiene el fallo y no hace lo posible para avanzar hacia el futuro de Andalucía.
El PSOE de Andalucía aceptó el pacto anticorrupción ofrecido por Ciudadanos y anunció que se firmaría esta semana. La corona de laureles ya se encontraba
sobrevolando la cabeza de Susana Díaz, pero todo se fue al traste. Los
socialistas andaluces retrocedieron en sus palabras y el grupo comunicó
que la firma no tendría lugar hasta que Díaz fuera investida presidenta.
Algo que no gustó al partido de Albert Rivera, con Juan Marín a la cabeza de su grupo por Andalucía, que exigía en el momento de la rúbrica, el acta del expresidente de la Junta Manuel Chaves.
Esto obliga a que se produzca una tercera votación, será el 14 de mayo, y todas las que hagan falta durante dos meses, para que Susana se convierta en Presidenta. La primera era por mayoría absoluta. A partir de la segunda, por mayoría simple. Pero todo apunta a que ocurrirá lo mismo que en las dos anteriores ocasiones. Solo los de su partido serán los que le den el voto de confianza. Mientras, Izquierda Unida, Podemos, Ciudadanos y Partido Popular seguirán moviendo la cabeza al unísono para decir "no", salvo abstención, a la investidura si no hay un acercamiento a las proposiciones de estos, todas honestas por supuesto.
Esto obliga a que se produzca una tercera votación, será el 14 de mayo, y todas las que hagan falta durante dos meses, para que Susana se convierta en Presidenta. La primera era por mayoría absoluta. A partir de la segunda, por mayoría simple. Pero todo apunta a que ocurrirá lo mismo que en las dos anteriores ocasiones. Solo los de su partido serán los que le den el voto de confianza. Mientras, Izquierda Unida, Podemos, Ciudadanos y Partido Popular seguirán moviendo la cabeza al unísono para decir "no", salvo abstención, a la investidura si no hay un acercamiento a las proposiciones de estos, todas honestas por supuesto.
El artículo 118 del Estatuto de Andalucía dicta que si pasados dos meses desde la primera votación, habría que situarse en el 5 de julio, ningún candidato obtuviera la mayoría simple, el Parlamento quedará automáticamente disuelto y la presidenta de la Junta en funciones deberá convocar nuevas elecciones. Y aquí viene otro problema, la Ley Electoral de Andalucía establece en su artículo 14 que la fecha de las elecciones autonómicas "no podrá estar comprendida entre los días 1 de julio a 31 de agosto", por lo que habría que esperar a comienzos de septiembre para fijar la fecha de nuevas elecciones en Andalucía. En este caso Susanita no tiene un ratón chiquitín sino un problema de los grandes. Todo un chiste para los andaluces que no tendrían suficiente con los tres comicios que hay en este 2015.
Susana Díaz sigue siendo la fea del baile, ninguno quiere acompañarla al centro de la pista. Está compuesta y sin novio y no hay pareja alguna que quiera susurrarle al oído que se deshace por sus propuestas, políticas claro está. Si alguien no da un paso y avanza en las negociaciones de pacto esto va a resultar peor que el Rosario de la Aurora. En palabras de Susana, y va para todos en general, "Esto es surrealista y roza el ridículo".
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