jueves, 16 de octubre de 2014

Jordi Pujol se pasa la Justicia por el forro nacionalista

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Ya estamos acostumbrados, que no debería ser así, a que políticos y empresarios corruptos se libren de la Justicia sea cual sea el motivo. Negándose a afirmar los hechos o dando una versión diferente a la misma, ya parece que todos están contentos, menos los ciudadanos. Jordi Pujol, por supuesto, no va a ser menos y disfruta aún creyéndose el amo de Catalunya.

Según parece tener entendido el patriarca de los Pujol, expresidente del Govern de Catalunya, Jordi Pujol, lo de la Justicia no va con él. El Yoda del nacionalismo catalán mira hacia otro lado y al son de la melodía de "La Santa Espina" una de las sardanas más conocidas en Catalunya, sigue entonando las ilustres palabras que un día le dijo su costilla de Adán, Marta Ferrusola, cuando los periodistas se agolpaban en su residencia de verano: "Tranquilo Jordi, en dos días esto se ha olvidado". 

Pero no, han pasado más de dos días, y de tres, y esto no se ha olvidado, aunque algunos medios audiovisuales catalanes lo intenten por activa y por pasiva. Quien menos lo ha olvidado es la titular del juzgado de instrucción número 31 de Barcelona. La magistrada, harta ya de tanta chulería "pujolesca", saliéndole humo por las orejas, ha dado más de un golpe sonoro en la mesa viendo el pasotismo absoluto del amiguete Jordi, diciéndole lo siguiente en un auto: "Ni siquiera se ha cumplimentado el único requerimiento que se le ha dirigido, el correspondiente a aportar copia del testamento". Jordi debe pensar que, como siempre ha dicho "això no toca" (esto no toca). 

Además de reprocharle a la parejita enamorada Pujol-Ferrusola que "la falta absoluta de toda voluntad de Jordi Pujol Soley y de Marta Ferrusola Llados de cooperar con esta instrucción mediante la aportación de documentos y de información bancaria" de una "cantidad desorbitada de la cual se desconoce su origen, debiéndose investigar el mismo a la vista de que tal cantidad puede no derivar de las fuentes lícitas de renta de tales personas".
"la falta absoluta de toda voluntad de Jordi Pujol Soley y de Marta Ferrusola Llados de cooperar con esta instrucción mediante la aportación de documentos y de información bancaria"

Leer más:  La juez reprocha a Pujol no aportar datos "concretos y acreditados" sobre la supuesta herencia - EcoDiario.es  http://ecodiario.eleconomista.es/espana/noticias/6156443/10/14/La-juez-reprocha-a-Pujol-no-aportar-datos-concretos-y-acreditados-sobre-la-supuesta-herencia.html#Kku8RcUsWLYgXAue


jordi pujol, catalunya, cataluña, corrupción, governEl que un 25 de julio de 2014, con cara de no haber roto un plato en su vida, dijera que había tenido una herencia de su padre oculta en el extranjero durante 35 años, su hermana se quedó ojiplática y boquiabierta cuando se enteró de esto. El homo sapiens "catalanis" que aún sigue contando en pesetas aunque España lleve más de una década en el euro, contó en su comparencencia que la herencia de su padre estaba cifrada "en 140 millones de pesetas en dólares del año 1940", aunque si hacemos la cuenta con los dedos, en la actualidad la cifra ronda más de 600 millones de euros del año 2014. Ínfima calderilla para los Pujoles.

La herencia, por si aún alguien no lo tiene claro, viene de papá Pujol, Florenci Pujol i Brugat, hijo de un industrial arruinado, catalanista y militante de Esquerra Republicana de Catalnya. Este comenzó sus andanzas en el mundo laboral en el comercio textil. Casado con María Soley, la mamá de Marteta Ferrusola, hija de una familia acomodada dedicada a la agricultura. Sus comienzos en la banca comenzó desde bien joven, pero no como directivo, sino como botones de la Banca Marsans, banca familiar relacionada con la actividad de la Bolsa de Barcelona y, posteriormente, con la de viajes como Viajes Marsans. De botones pasó a ser escribiente y de ahí a un bolsista muy considerado. Tras esto, en 1959 emprendió su viaje, no en solitario, al fundar Banca Catalana junto a su hijo Jordi Pujol y Francesc Cabana i Vancells, cuñado de Pujol, actual presidente del Ateneo Barcelonés y desconocedor de la herencia de Jordi. El 9 de marzo de 1959, Florenci Pujol aparece en el B.O.E., con el número 136 de la lista de "Personas que no han sido objeto de diligencias, por el momento. debido a fallecimiento, ausencia, ignorado paradero, cuenta sin efectivo, anotación sin cuenta o falta de personalidad.". Florenci Pujol, junto a su socio en el  negocios de divisas David Tennenbaum, aparece en una lista de 872 personas señaladas por el Gobierno de Franco por evasión de capitales a través de un banco suizo.

Banca Catalana perdió casi 20 veces su capital por una supuesta mala gestión de sus creadores. Acabó quebrando en 1982. En 1984 la Fiscalía acusa a Pujol de ocultar una caja B y de repartir, ya en esos tiempos, más de 500 millones de pesetas de unos beneficios inexistentes. Al final, el caso fue archivado y Jordi Pujol, que ya era presidente de la Generalitat, dijo lo que hoy en día se ha repetido infinidad de veces por sus aférrimos seguidores, que había sido un ataque a Cataluña. El fallecido presidente de la Generalitat de Catalunya, Josep Tarradellas lo dejó bien claro en 1985: "Pujol debería dimitir por lo de Banca Catalana; es un dictador que dejará un lastre muy grande".


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El que clamó a los cielos que él nunca había poseido una cuenta corriente ni dinero fuera de España, dice ahora que no le da la gana entregar el testamento de su padre. Por sus bemoles nacionalistas. Pujol dijo que haría entrega del testamento para que la Justicia viera que todo lo que ha cosechado es legal y ha sido ganado con el sudor de su frente y el de su difunto padre. De momento, legalidad cero y veracidad nula. 

Da igual que él como su mujer y su camada de hijos encadenen un juicio tras otro para saber de dónde procede la herencia de los Pujol. Da igual que sus vástagos, bien enseñados en los asuntos de corrupción, hagan tours por los juzgados en casos de fraude fiscal. Importa bien poco que los "avis" (abuelos) hayan vivido a cuerpo de rey a expensas de todos los catalanes, con guardaespaldas, coches, chóferes y despachos pagados de las arcas catalanas. 

Los Pujol, los que se golpean el pecho diciendo que aman a Catalunya y que llevan su tierra y su bandera dentro de su corazón, además de dentro de su billetera, se ríen de todos y cada uno de los catalanes, algunos aún los adoran y se arrodillan ante ellos. Se descojonan como hienas, aunque estas en verdad no se rían, ante el Govern de Catalunya, el Gobierno de España y la Justicia tanto española, como andorrana, suiza o de Liechtenstein. Jordi Pujol, mirando a cámara como galán del nacionalismo corrupto, dice bien claro a todos: Para lo que me queda en el convento, me cago dentro.

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